Mortui vivos docent.
Los muertos enseñan a los vivos.
Después de ver a mi madre sucumbir a una misteriosa enfermedad, me prometí dos cosas. Encontraría la cura para lo que la asoló. Y marcharme de la ciudad olvidada de Dios donde me abandonó.
Cuatro años después, recibo una carta de aceptación de la Universidad de Dracadia, una de las escuelas más antiguas y prestigiosas del país. Enclavada en una solitaria isla de la costa de Maine, se rumorea que está embrujada por las almas de los enfermos mentales exiliados allí siglos atrás. Se dice que sus huesos conforman las orillas de arena blanca de la isla.
Y los inquietos fantasmas ni siquiera son su peculiaridad más sobrecogedora.
Devryck Bramwell, conocido en el campus como el Doctor Muerte, es un brillante patólogo a cargo del laboratorio de medianoche. También es mi devastadoramente guapo profesor, que parece detestar a los tenaces estudiantes de primer año, como yo. Pero su mirada oscura y enigmática me dice todo lo que me devoraría si tuviera la oportunidad, y sus besos robados me queman los labios de celos prohibidos.
Anhelo su autoridad.
Él ansía la redención.
Juntos, somos tóxicos. Carne deliciosa para las miradas indiscretas empeñadas en desenterrar los esqueletos podridos de nuestros pasados.
Porque los muertos tienen mucho que enseñar, y es sólo cuestión de tiempo que el secreto más depravado de Dracadia resucite.
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