Anna
Tengo dos reglas en la vida:
1. Nunca te cases con alguien de quien no estés enamorado.
2. Haz lo que te hace feliz y no lo que se espera de ti.
Volé a París para disfrutar de mi luna de miel sola después de dejar a mi prometido y mi vida en el altar en California. Tenía mis razones y no dejaría que un viaje perfectamente bueno se desperdiciara. Mi primera noche, conocí a un hombre cautivador que estaba allí por negocios y se iría a la mañana siguiente para volar de vuelta a Estados Unidos. No sabía nada de él, solo su nombre de pila. Nuestra única noche juntos me dejó una marca que nunca olvidaría. No sabía que cuando me mudara a Nueva York, él sería el hombre para el que trabajaría, un trabajo temporal que cayó en mi regazo por accidente. Mi vida ya era bastante complicada, y estaba a punto de complicarse mucho más.
Wes
Una noche en París. Eso fue todo lo que necesité para completar mi viaje. Era hermosa, inteligente y adictiva. Quería quedarme, pero no podía. ¿Por qué complicar las cosas más de lo necesario? Volé de vuelta a Nueva York y me dediqué an mis negocios, tratando de olvidar la única noche que compartimos. Imagínese mi sorpresa cuando la vi de pie en la puerta de mi sala de conferencias como mi asistente personal temporal. Ya tenía problemas de confianza cuando se trataba de mujeres, y con razón. Me mintió y no pude confiar en ella. Era complicada. Su vida era complicada y ahora mi vida se sentía igual.
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