Lo que empieza con un beso falso, termina con una noche de pasión en su ático multimillonario. ¡Y ahora llevo la sorpresa secreta de mi archienemigo!
En la noche de San Valentín, mis molestos amigos creen que miento cuando les digo que tengo una cita.
Pues tienen razón.
Sólo quiero sentarme sola en este bar y ahogar mi frustrante vida amorosa con todo el alcohol posible.
Entonces, sucede. Llaman y dicen que vienen al bar para conocer a mi cita.
Me arriesgo a quedar en evidencia y añado el valor de dos vasos de vino: es cuando tienes una reacción instintiva.
Así que le pido al chico guapo que está sentado solo en la mesa de al lado que se haga pasar por mi cita.
En aras del realismo, me lanzo a por un beso. Para mi sorpresa, me devuelve el beso apasionadamente.
Lo que empieza siendo falso, se convierte en algo muy intenso cuando volvemos a su ático esa noche.
Al día siguiente, me sorprende aún más saber quién es:
Alec Blair. Millonario despiadado, conocido por ser un completo imbécil y arrogante.
Colecciona mujeres como trofeos. Nunca ha tenido nada serio.
Bueno, da igual. Se suponía que iba a ser divertido, una aventura de una noche, como la mayoría de mis citas.
Hasta que las náuseas matutinas empiezan a aparecer unas semanas después.
Ahora, la pregunta es: ¿fue esa noche mi mejor o mi peor error?
Parece que tendremos que volver a vernos, Alec.
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