“Tal vez podamos ser un poco traviesos. Quieres ser traviesa para mí, ¿verdad?”.
Lo último que esperaba para Navidad era que mi novio me dejara, después de todo, siempre estoy en la lista de los buenos de Santa Claus. Pero encontrarme con mi jefe desnudo y ver su bastón de caramelo fue una sorpresa navideña aún MAYOR, una que me ha hecho ir directa por un trozo de carbón este año.
Alex Snow, el multimillonario director general de Snow Communications y único heredero vivo de la fortuna de su familia, tiene fama de ser intimidante.
No en el sentido de “soy un jefe arrogante”, sino más bien en el de “valoro mi intimidad por encima de todo”.
Así que imagínate su alegría cuando entro en lo que creo que es su despacho con un contrato en la mano justo cuando sale de la ducha.
Pero... no es su despacho. Es su dormitorio, y la toalla baja que cuelga de sus caderas se desliza por sus musculosos muslos, aterrizando en un montón perfecto en sus tobillos.
No hay nada como caer de rodillas avergonzada después de hacer contacto visual directo para recoger los papeles que se te han caído.
Lo que pensé que acabaría con mi carrera en su empresa nos ha catapultado de repente a una amistad improbable.
Una amistad que me lleva a soltar todos mis secretos una noche de borrachera en la que acabamos atrapados en un ascensor.
Pero en el momento en que me abraza en un concurso de besos de muérdago, despierta algo en mí que no sabía que existía, algo que quiero explorar más.
Pone a prueba mis límites, exige de mi cuerpo cosas que me hacen suplicarle que siga en la lista de los traviesos.
Pero cuando vuelve a casa conmigo para las vacaciones como un simple amigo, las líneas empiezan a difuminarse, la confusión se apodera de mí y mi ex vuelve a aparecer en mi vida, diciéndome todas las cosas que he querido oírle decir durante tanto tiempo.
De repente, mi corazón y mi cabeza están en una guerra sin cuartel.
Me pregunto si mi corazón roto aún suspira por mi ex, si esto es sólo un juego de lujuria prohibida o si ya estoy enamorada de mi jefe, el apuesto señor Snow.